jueves, 28 de mayo de 2009

Las TIC's, los cambios sociales y la educación

Parece evidente que la educación no puede permanecer al margen de esta nueva realidad, las TIC’s, si quiere cumplir una función relevante. Esta posición no defiende a la modernización como valor en sí mismo, o que confía a las TIC la solución de los grandes problemas. La escuela que no toma esta realidad sociocultural y cierra los ojos a nuevas formas de conocer y aprender, puede estar haciendo solo un simulacro de educación.
Es necesario estar en guardia contra el discurso tecnológico dominante. En la escuela es muy fuerte el escepticismo tecnológico defensor de las rutinas habituales. El discurso tecnológico dominante defiende la alfabetización tecnológica como demanda de la nueva economía globalizada. La revolución informática requiere también de un nuevo tipo de alfabetización vinculada con el uso de las tecnologías digitales. Esta idea subyace en el interés empresarial por la alfabetización digital, pero también en muchos planes institucionales educativos.
Lo anterior también se toma como la infiltración de intereses ajenos a las escuelas mediante una determinada forma de introducir y usar las nuevas tecnologías. Esta incorporación no obedece a otro interés que el de convertir las `necesidades de las empresas´ en objetivos prioritarios del sistema escolar, pues, entre otros aspectos, introducen un lenguaje de eficiencia, rentabilidad y producción, y una determinada forma tecnocrática de pensar. Lo que se buscarían serían trabajadores y consumidores cualificados. La Mesa Redonda de los empresarios europeos, reclama que se prepare para aprender, introduciendo los mismos sistemas multimedia y de la tecnología que ha revolucionado los puestos de trabajo.
Es necesario un discurso pedagógico alternativo. La alfabetización como necesidad política y mora. Tras argumentar la necesidad de apoyarse en argumentos de naturaleza moral y política sobre el modelo de sociedad que se desea y se rechaza. Hay que empezar por hablar de los efectos perversos que están teniendo lugar con el advenimiento de la sociedad de la información, como son la mercantilización de la información y la cultura; la pérdida de la privacidad e intimidad en las acciones de los individuos; las desigualdades tecnológicas; y la aparición de una nueva generación de jóvenes criados y amamantados culturalmente bajo las tecnologías digitales que representa una ruptura cultural con las generaciones precedentes. De esta manera, el acento que se pone en el discurso político de la formación, concibiendo así a las personas más como ciudadanos, como sujetos autónomos que como meros consumidores de mercancías culturales. De esta manera, las tecnologías digitales pueden utilizar su potencial para fomentar el aprendizaje y la autonomía.
El uso de las tecnologías digitales, con fines educativos, prometen abrir nuevas dimensiones y posibilidades en los procesos de enseñanza-aprendizaje ya que ofertan una gran cantidad de información interconectada para que el usuario la manipule. Permiten una mayor individualización y flexibilización del proceso instructivo adecuándolo a las necesidades particulares de cada usuario; representan y transmiten la información a través de múltiples formas expresivas provocando la motivación del usuario.
Ayudan a superar las limitaciones temporales y de distancias geográficas entre docentes y educandos. Facilitan extender la formación más allá de las formas tradicionales de la enseñanza presencial. Es indudable que la educación sigue siendo un motor de cambio, progreso y cohesión social. El problema surge, como ya indicamos anteriormente, al servicio de qué modelo de sociedad de la información se desarrollan políticas formativas.
Resulta obvio que estas potencialidades no se realizan simplemente por desearles, y habrá que ver qué desarrollos contradictorios provocan también las propias TIC, como el mismo autor señala en otras ocasiones: de ahí la necesidad de ir desarrollando algunos elementos dentro de esta complejidad.

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